martes, 8 de noviembre de 2011

Tarta tres chocolates

La tarta tres chocolates es un manjar para todos los adictos a esta "sustancia" legal. En varios blogs y libros de recetas aparecen versiones de ésta, la que os propongo a continuación es un "mix" (o mejor dicho, es la forma en la que yo la hago y creo que sale más buena). Aunque parezca que su dificultad es elevada, os aseguro que puede hacerla hasta el más negado en los fogones.

INGREDIENTES (para un molde de unos 25 cm de diámetro)

Un paquete de galletas. Yo utilizo galletas cuadradas y muy tostadas (al estilo chiquilín).
150 gr de chocolate negro, del de fundir para postres vale.
150 gr de chocolate con leche
150 gr de chocolate blanco
Medio litro de leche y un "chorrito" más
Una cucharada y media de mantequilla (soperas). Es preferible mantequilla a margarina, pero no pasa nada si utilizáis una u otra.
Tres sobres de cuajada, para que de consistencia y espesor al chocolate.
Un litro de nata líquida para montar
Azúcar

Lo primero de todo es triturar la galleta. Una licuadora o batidora potente es lo perfecto, pero, si tenéis paciencia y ganas, podéis desmenuzar la galleta con un mortero. Una vez que tengáis ésta lista, debéis echar un chorrito de leche y la mantequilla (previamente derretida en el microondas) alternando una y otra y removiendo la mezcla con un tenedor. Más o menos, la textura ideal es la que aparece en la segunda imagen. Esta será nuestra primera capa y, ayudándonos con las manos, habrá que cubrir todo el fondo del molde que vayamos a utilizar.

CONSEJO: más que un consejo es un "requisito" de esta tarta. El molde en el que vayamos a hacer la tarta debe ser, valga la redundancia, desmoldable porque si no se estropeara toda al intentar sacarla y será "puré de tres chocolates".

Una vez que vuestra primera capa tenga un aspecto parecido al que os muestro en la imagen, podemos seguir con el invento. El segundo paso consistirá en unir la nata y el medio litro de leche en un recipiente. Ésta deberá separarse en tres partes de 500 ml cada una.

CONSEJO: lo mejor para no equivocarse a la hora de calcular cantidades es que mezcléis la leche y la nata en una jarra con medidas, por ejemplo, yo utilizo la de la batidora. Si no tenéis una jarra de este tipo, podéis ayudaros de vasos. Un vaso de cristal (de los corrientes) suele tener una capacidad de 250 ml, por lo que 6 vasos son un litro y medio, es decir, la totalidad de la mezcla entre leche y nata.

¿Ya tenéis la nata y la leche listas? El siguiente paso es empezar a derretir el chocolate, el primero será el negro. En un cazo hay que poner un vaso de nuestra mezcla junto con el chocolate (en trocitos se derretirá antes). En otro recipiente echaremos el otro vaso de mezcla y en él, diluiremos un sobre de cuajada hasta que no quede ningún grumo. Cuando el chocolate en el fuego comience a hervir, echaremos la cuajada y esperaremos a que vuelva a hervir. En esta segunda ebullición se retirará el cazo del fuego y se dejará enfriar unos tres o cuatro minutos, tras esto, se verterá el contenido sobre la capa de galleta. Tendréis que remover continuamente mientras el chocolate esté al fuego porque si no se pegará.


CONSEJO: La cantidad de azúcar, que se echará cuando el chocolate se esté derritiendo, varía en función del gusto de cada uno. Yo suelo poner unos 50 gr al chocolate negro, 25 gramos al chocolate con leche y una cucharada (de las de café) al chocolate blanco.

El siguiente paso será igual que el anterior, sólo que con el chocolate con leche. Una vez que se esté listo, lo dejaremos enfriar unos minutos y lo verteremos sobre la capa de chocolate negro.

CONSEJO: Para que ambos chocolates no se mezclen podéis hacer unos pequeños surcos con un tenedor en la capa de chocolate negro, igual que os muestro en la foto, así no traspasará y además se fijarán mejor las capas. Además, para que el peso del chocolate al caer no haga un agujero, es recomendable que os ayudéis de un cazo poniéndolo boca abajo y vertiendo el contenido sobre él poco a poco.


La última capa, la de chocolate blanco, sigue el proceso de las anteriores. Una vez que hayáis terminado con ésta hay que tener cuidado y no mover el molde durante, aproximadamente, media hora. Una vez que haya transcurrido este tiempo hay que trasladar la tarta a la nevera y mantenerla allí unas tres horas. Se sirve a temperatura ambiente.


CONSEJO: Para decorar yo utilizo virutas de chocolate pero, si no os gustan o queréis dar a vuestra tarta un toque distinto, podéis usar lacasitos, bolitas de chocolate o, simplemente, rayar un poco del cacao que más os guste.

Este es el resultado final de mi tarta, el sabor es delicioso y, el único inconveniente -a parte de que engorda un poco…- es que, aunque no es difícil de hacer, es bastante laboriosa y lleva su tiempo. Os recomiendo que os busquéis un buen pinche y, así, disfrutéis de un buen rato y de un buen postre.

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